Capítulo XXIX





7 de Diciembre de 1805


XXIX
El cuaderno de Berthier
Fuego en el Mar


Lo de la bruma fue una ráfaga, lo que le bastó al bestial viento que al levantarse de golpe la barrió en pocos minutos. La lluvia se hacía esperar, pero no por demasiado tiempo. Las vistas con los catalejos no mejoraban mucho lo que se podía ver con propios ojos, ya que en primera fila se veía la alineación de los mismos barcos que nos habían traído. Y sus disparos se dirigían hacia el otro lado, “a babor” explicaba el teniente de navío a los generales que observaban absortos y a la vez impotentes.

Justamente a babor navegaba la flota inglesa, y siempre según el marino, había distinguido al Royal Sovereign que seguía a un 80 cañones que iba al frente de la escuadra, y a su vez seguido muy de cerca por el Victory, buque insignia del malogrado Horatio Nelson.

Los cañonazos se escuchaban como truenos y nosotros intentábamos comprender algo, como si escuchásemos un partido por la radio, era mas lo que se imaginaba que lo que se veía.

En los catalejos se distinguía la línea francesa con el Formidable de Magón a la cabeza, seguido por el Achille, luego el Neptune y detrás el Algesiras que parecía no querer seguir la línea. Yo notaba que el último navío se alejaba de la costa cerrándose sobre la formación británica que se intuía del otro lado. Le comenté esto al teniente y me explicó

-Hay alguna balandra y dos fragatas detrás del Algesiras. Es muy probable que quiera cortarle el paso al navío inglés, si lo encierra quedarán frente a frente. Pero dudo mucho que la escuadra de Collingwood sea tan corta.

No estaba errado. Con el correr del viento se despejaba la visibilidad y comenzaban a dibujarse ante nuestros ojos los navíos ingleses que desfilaban en una larga fila que parecía no terminar. Marmont dijo que no entendía como el vicealmirante entraba en combate con tanta inferioridad, ya que la flota inglesa triplicaba a la francesa.

-Es por eso que el Algesiras se juega cortando el paso. Ese inglés creo que es el Northumberland, otro 74 de los mas pesados. Si se estanca en esa posición, parte a la flota enemiga. 

Aquí lo importante es que lleguen Dubourdieu y Ganteaume, y esa maniobra es para ganar tiempo. Si alguien avisó a Collingwood de la espera de la escuadra francesa, este creerá que ya la tiene, y mientras se centre en la flota de Magón no verá llegar a Ganteaume ni a Dubourdieu.

Nos quedamos helados cuando vimos al Achille con fuego en su cubierta y en unos minutos el palo mayor se derrumbaba sobre la proa del navío inglés. Pero sus cañones seguían disparando, y recibiendo respuesta. Ahora era el humo de la pólvora el que formaba la nube, acompañado del fuego que cada vez era mas vivo en la cubierta. Pero el teniente veía más detalles que nosotros y explicaba que no había ningún palo sobre la cubierta de Northumberland, nos señaló el punto donde mirar en busca de una bandera enemiga y no encontramos ninguna.

-Eso significa que no tiene más movilidad. Ese barco ya no puede moverse de ahí y entre los dos retrasarán el paso del resto. Eso da tiempo para que lleguen los demás. Dubourdieu debería estar aquí. Si no llega pronto, al Algesiras no le quedará mucho tiempo.

El combate era encarnizado, las columnas de humo y los estruendos envolvían toda la batalla. Pero el viento barría hacia el continente, lo que nos permitía ver algunas maniobras de los navíos franceses, aunque no tanto a los enemigos. Sin embargo, a medida que llegaba la columna inglesa, estos parecían poner rumbo a Gales tratando de esquivar el fuego que el Algesiras sostenía con el Northumberland inglés.

Al principio pensé que se trataba de un tema de vientos, no cabía en mi cabeza que los ingleses se acobardasen con tanta superioridad de efectivos como tenían, pero de pronto noté que algo pasaba mas allá porque a través de la lente vimos muy claro como un mástil de pabellones británicos se derrumbaba desapareciendo totalmente de nuestra visión.

-Es Ganteaume, está cerrando el paso del otro lado. Le hicieron un embudo al inglés y ahora no tienen espacio para maniobrar. A ellos solo les queda disparar hasta abrir un hueco en la formación y a nosotros seguir encerrándolos dándoles fuego por babor y estribor.

-Pero detrás vienen mas- Dijo Kellermann

-Están demorados por el Algesiras y el Northumberland. El único paso que les queda para ayudar a los insignias que quedaron separados delante es por la costa, pero corren serio riesgo de encallar. Yo sugiero mariscal,- dijo mirándome -que prepare algunos hombres y cañones, porque si encallan o quieren salir de algún embrollo, seguramente intentarán venir hacia esta costa. 

-Ya está previsto- respondió Marmont –Los estamos esperando y supongo que los “verdes” al norte estarán haciendo algo parecido. Mandé a Segur para que se cerciore, pero no creo conveniente darles cañones.


Seguimos observando el espectáculo que cada vez se asemejaba más a un infierno sobre el agua. El Algesiras, del cual todos estábamos pendientes, se veía cada vez mas dañado. Sin palos que se alzaran sobre su cubierta, con fuego en lo que el marino definió como la toldilla (que era la cubierta alta en la popa del barco), arrastrando en el agua botes atados, era un fantasma de madera y despojos que aún seguía escupiendo hierro caliente en momentos en que sus hombres saltaban al navío inglés, que no se veía mejor.

El palo frontal de Northumberland, llamado bauprés, se había incrustado en la proa del francés y así enganchados, mientras sus hombres luchaban con sables y fusiles, los dos navíos parecían bailar una música fúnebre al compás de las mareas, ya que estaban a merced de las aguas.

Un oficial llegó desde el Norte trayendo noticias de Murat. Avanzaba paralelo a la costa cuando vieron como el Redoutable de Dubourdieu trababa combate con el Royal Sovereign, el insignia de Collingwood. Esa parte no la veíamos, estaba demasiado alejada. Pero al mirar hacia ese lado notamos que el Neptune también se había metido entre la formación británica y solo se veía una parte de la popa que se escondía detrás de un maltrecho Victory, muy escorado.

En ese momento, una balandra de 14 cañones se acercaba a la costa remolcando un navío inglés totalmente desarbolado, que arrastraba las banderas rojas por las aguas mientras, atada con unos cordeles por un borde de la barandilla, la francesa decía claramente que el barco había sido capturado. Se dirigía directamente a un punto de la costa entre los regimientos Irlandeses y las baterías de Segur. Miré a Caffarelli y le ordené

-Acérquese y cuide que Segur no tenga problemas con ese desembarco.

Mientras el general se ponía en movimiento, el teniente de navío me comentó que era el Bellerophon, otros 74 cañones que marchaban detrás del Victory. Y otro excelente trabajo de los hombres del Neptune. Y del Achille, que luego de ayudar con el barco capturado, dio cuenta del Victory que mantenía una encarnizada lucha con el Formidable de Magón.

A la hora y media de batalla, nos tocaba entrar a nosotros en el juego. El viento había cesado y la lluvia se hacía cada vez más copiosa. Los remeros de los botes trataban desesperadamente de retirar con mucha dificultad al Algesiras que se recostaba en forma peligrosa sobre babor. Detrás, totalmente escorado y a la deriva, el Northumberland estaba fuera de combate, pero aún entorpecía el paso. Fue entonces cuando vimos a un navío mucho mas grande que los demás, salirse de la formación y dirigirse a la costa como si quisiera pasar entre los riscos y el Algesiras.

-Es el Temeraire, o el Britannia, no estoy seguro, pero tiene unos 100 cañones. Es del tipo de navío de la clase de los insignias, como el Royal Sovereign o el Victory. Me gustaría que algún día tengamos uno de esos, o uno como el Santísima Trinidad, ese sí que era un castillo flotante.

El que hablaba era el teniente de navío que comentaba con Kellermann la batalla. En cuanto vimos acercarse demasiado al buque inglés, Marmont se volvió nervioso hacia Beaumont

-Vienen hacia aquí, vamos hacia la costa, no sea cosa de que quieran embarcar a las tropas de Knox.

Era así. Los botes del Temeraire se descolgaban de la barandilla acercándose a los riscos donde los hombres de Milhaud habían montado un falso puesto inglés, usando los uniformes de los caídos en la batalla y las banderas capturadas. Escondidos bajo capas los cañones estaban en posición para recibir a lo mejorcito de la marina inglesa, pero solo podrían hacer un disparo y desaparecer de allí dado que los 24 libras de los barcos eran demasiado poderosos y con su alcance nos hubieran barrido antes de poder detenerlos.

Detrás de ellos, a unos pocos metros, la infantería tomaba posiciones para defender la isla en cuanto pisasen tierra. Y así fue. Ni bien los primeros marineros desembarcaron entre las piedras, nuestros solados abrieron fuego sorprendiendo a todos los uniformes rojos que no atinaron a comprender que había sucedido cuando ya flotaban muertos entre las olas.

Entonces asistimos a un espectáculo dantesco, increíble. A poca distancia, donde se podía ver sin catalejos, de entre medio de la desarmada línea de combate, apareció el Indoptable, mucho más veloz por lo favorable de los vientos, y, recostándose paralelo a la costa, escondiéndose detrás de Temeraire, abrió fuego contra los mástiles haciendo volar millones de astillas de madera hacia la playa. Lentamente, como tratando de esquivar a la gente que corría sobre la cubierta, el primer palo, llamado trinquete, se acostó a lo largo de la cubierta llevándose consigo las velas del palo mayor y arrastrando las velas delanteras, las del bauprés.

En solo su carta de presentación el 80 cañones de la flota de Dubourdieu había dejado al Temeraire sin maniobra. Y de pronto, el buque inglés comenzó a ser arrastrado hacia las rocas mientras respondía al fuego del francés.

Aquella balandra que había acercado al Bellerophon hacia la costa se dirigía ahora hacia el Temeraire, dejando al Algesiras y sus remeros detrás, intentaba encontrar su momento de gloria ayudando en la batalla al Indoptable que se batía furiosamente mientras se acercaba dispuesto al abordaje. Los marinos del gran barco francés estaban subidos a los postes y a todo lo que pudiesen listos para saltar al otro que tenía a sus hombres en la misma posición. Pero en la medida que el Indoptable se acercaba, el Temeraire se alejaba arrastrado por la corriente que lo traía hacia nosotros donde también Marmont esperaba con sus cañones. Entonces fue la pequeña balandra la que abrió fuego. Fueron unos cinco o seis disparos pero todos concentrados en el mismo punto del casco, debajo de bauprés, donde comenzaba la primera batería.

La siguiente andanada de disparos fue mas dispersa, pero con suficiente acierto como para distraer a los marineros ingleses que disparaban desde la segunda batería mientras a otros se les veía tratando de sacar agua de la bodega que entraba por los boquetes cada vez que el buque se meneaba por la fuerza de los disparos.

Cuando vimos caer el último mástil del Temeraire sobre el mar, el barco viró violentamente poniendo proa a la costa. Pudimos apreciar que el Indoptable también tenía un gran agujero, aun así maniobraba girando en redondo, pero hacia estribor, alejándose de su presa. Iba a preguntar por qué abandonaba ahora que lo tenía casi acabado cuando se escucharon gritos en la cubierta del inglés y acto seguido unas explosiones secas como el crujir de tablas cuando se quiebran. El Temeraire había encallado con las rocas del fondo y ahí se terminaba su participación. El primer bote que bajó cargado de hombres recibió una descarga de lleno proveniente de los artilleros de Marmont. No hubo segundo bote.

El teniente de navío me pidió permiso para coger unas banderas del campamento y proponer la rendición del barco. Partió con la autorización cuando los hombres del Algesiras tocaban tierra mientras Segur recibía a los prisioneros del Bellerophon. Fue en ese momento cuando llegó Murat con sus divisiones y Lake como prisionero.

-Mariscal, un placer verle, no creí que esto fuera así- señalaba la batalla naval –es un infierno.

-Realmente impresionante. La próxima vez no me tomaré tan a la ligera el trabajo de esos hombres. ¿Ha visto algo más al Norte? Desde aquí no se puede distinguir mucho de aquella zona.

-Si, nos quedamos maravillados viendo como se movían los navíos de Dubourdieu. El Bucentaure y el Intrepide despacharon en unos cuantos minutos a Caesar que se vio rodeado por los nuestros, y siguieron con el Royal Sovereign y el Victory que se batían con el Formidable de Magón, pero lo mas asombroso es como el Indoptable pasó por el medio de todos disparando y levantando una nube de humo y madera cada vez que escupían sus cañones. En cuanto pasó al lado del Royal Sovereign le incrustó una andanada por la línea de la batería superior, pero no paró, siguió a toda prisa mientras dejaba la tarea al Intrepide. Y lo mismo cuando paso al lado del Victory. Parecía que estaba en una competición. Lo arrinconó contra el Achille y le dejó un regalo desarbolándolo casi por completo. No se donde terminó porque ya no lo pudimos distinguir entre tanto barco, pero seguro que se habrá incrustado contra otro inglés.

Le señalé al Temeraire encallado haciendo señales hacia la costa

-Ahí tiene su última víctima. Luego viró en redondo y se metió de lleno en la batalla.

-Mire, se acerca el Bucentaure

Vimos como el insignia de Dubourdieu, junto con el Formidable y el Neptune también se dirigían al punto donde ahora había más fuego. El mismo meollo donde se había internado el Indoptable. La batalla se había encajonado hacia el Sur dado que el Algesiras había logrado su misión de cortar el paso dejando varado al Northumberland primero y haciendo lo mismo luego de su combate privado.

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